Carmen, en su intervención, contó que llegó a Extremadura en 1998. Nacida en Madrid, se considera extremeña. En 2012 le fue reconocida una discapacidad orgánica. La llegada del diagnóstico supuso poner nombre a los padecimientos que sufría desde siempre. Siempre se planteaba qué podía hacer, no lo que no podía hacer. «Una vez fui consciente de mi discapacidad entendí todo lo que he pasado, entiendo mis limitaciones. Agradezco a todos cuantos me han acompañado en mi vida su paciencia con mis limitaciones». La nueva situación requiere una adaptación. Cuando fue consciente de su situación, empezó un proceso de auto aceptación. «No me he quedado quieta. Aspiro a encontrar empleo y mis motivaciones no han cambiado con el diagnóstico. Quiero un trabajo para crecer como persona, aportar a la sociedad y ser equivalente a cualquier otra persona. Me gustaría en un futuro seguir igual de feliz que ahora, seguir creciendo humanamente ahora que me he aceptado y que me han aceptado».

 

Juani relató que tiene discapacidad física e intelectual. Creció en Casa Cuna y después en centros de acogida. Mantenía contacto con su familia hasta que una psicóloga vio que necesitaba pasar a un centro de educación especial. Paso al centro de ‘La luz’, escolarizada y después en talleres de centro ocupacional. Trabaja profesionalmente desde 1999. Vivió, por consejo de la psicóloga, en pisos tutelados hasta que conoció a su marido y se casó, contando con el apoyo de ‘La luz’ y sus profesionales. Recuerda una boda muy bonita y muy bien acompañada por profesionales y compañeros del centro. Por necesidades de desplazamiento, ya que vive en un pueblo y trabaja en Badajoz, intenta ahora obtener el carnet de conducir. Valora sobre todo su independencia. Agradece al centro, a su marido y a su propio empuje sus avances.

 

Adelaida es una mujer valiente. Su infancia y adolescencia fueron buenas. Tras casarse, empezó a sufrir problemas de salud cardíaca. Operada en Barcelona, todo parecía ir bien. Siguió con su trabajo y retornó a Badajoz, su ciudad natal. Años después sus problemas de salud volvieron y le acarrearon una depresión por no tener un diagnóstico claro. Su enfermedad es una malformación congénita cardíaca. Necesitó ayuda psicológica profesional. Actualmente se somete a revisiones semestrales. A pesar de sus dificultades mantiene un espíritu positivo y optimista, por ella misma y por los que le rodean. Y por «hacer cosas». Llegó al programa ‘Inserta’ de la ONCE, tras no poder continuar trabajando en limpieza. Empezó a formarse mediante cursos de informática, atención al público, relaciones públicas, etc. Mantiene una vida social activa, con amigos y amigas, se considera feliz con su entorno. Quiere alejarse del sufrimiento que ha tenido y contagiado a su familia. Sigue aspirando a trabajar de relaciones públicas. Su lema es «mi mayor solución es seguir teniendo ilusión».

 

Pilar, una mujer luchadora, fuerte y carismática, sigue planteándose cada dia nuevos retos. Tiene acondroplasia (sus extremidades son más cortas) y diferentes dificultades físicas. Las «barreras mentales» de la sociedad le plantean más problemas que las barreras físicas, pero sigue luchando contra ambas. Estudió Informática y, como quería ser maestra, después se matriculó en Magisterio, en la especialidad de Educación especial. En su caso, el físico fue determinante a la hora de buscar trabajo. Pide a las empresas que vayan más allá del físico a la hora de valorar a las personas. Comenzó a trabajar como funcionaria y recorrió otras empresas, hasta que empezó a trabajar como maestra de Educación especial. Siempre se presenta ante sus alumnos, explica su situación y responde a todo tipo de preguntas. Lleva más de 15 años trabajando en educación, con alumnos de todas las edades. Insiste en hacer ver a sus chavales las capacidades diferentes de las personas. Intenta transmitirles valores, para que ellos mismos los transmitan a su entorno. Ahora se plantea prepararse para ejercer como ‘coach’, para ayudar a desarrollar habilidades personales.

 

Pilar insiste en pedir que no se le pongan a nadie más barreras por su físico, por ejemplo, a la hora de obtener el carné de conducir. Valora especialmente el apoyo de sus amigos y de su familia. «Lo único imposible es aquello que no se intenta» es su frase favorita.

 

Estas mujeres son una muestra de cómo hacer una vida plena partiendo de una discapacidad, y de cómo conseguir cambiar la sociedad a base de ilusión, empuje y constancia.

 

El presidente del CERMI Extremadura, Modesto Díez, agradeció los testimonios y resaltó el enorme valor de la lucha de las mujeres con discapacidad. Por su parte, Miguel Luna, explicó que este ha sido el primer acto de una serie de colaboraciones con el CERMI.

 

Fuente: Grada